Historias de Horror

Cuentos de terror del escritor panameño Enrique Ceballos

En esta historia de horror, Roberto, un hombre después de años de casado, decide cambiar de amor.

 

Roberto llevaba ya unos 20 años de casado con Amanda, producto de aquel matrimonio, tenían un hijo llamado Abdiel de apenas unos 11 años, eran una familia relativamente feliz con sus problemas y discusiones habituales, pero nada que no se resolviera de manera normal.

Las cosas cambiaron con el pasar de los años y la relación se fue deteriorando, mas que todo por las constantes salidas misteriosas de Roberto, sus llegadas tarde a casa y su falta de cariño no solo hacia su esposa, sino también hacia su hijo.

Con el pasar del tiempo, la situación era insostenible, las discusiones era frecuentes e incluso, Roberto rompió el corazón de su esposa, al decirle que estaba enamorado de otra mujer y, que pretendía abandonarla.

Para Amanda esto fue devastador, ella siempre estuvo muy enamorada de el y, simplemente no visualizaba la idea de romper el hogar con el que siempre había sido feliz, sin embargo la decisión estaba tomada y, Roberto un día se levantó, se despidió de su hijo y de su esposa, abandonándolos para ir a vivir donde su amante y no regresar.

Su esposa y su hijo, no pudieron mas que llorar mientras Roberto se alejaba de ellos, dejándolos en el peor estado de ánimo. Al cabo de un tiempo, Roberto no hablaba mucho con su familis, estaba era pendiente de la nueva vida que llevaba con su nueva pareja, una mujer mas joven y bonita que su esposa, sin embargo, le llegaban rumores de que a su esposa se le veía caminar con la mirada perdida, no hablaba con nadie y, parecía ser una persona muy deprimida, del hijo no sabía, pues nadie lo veía tampoco, ni siquiera ir al colegio, se presume que no salía de la casa, o que estaba enfermo.

Pero ni aunque Roberto se enterara de estas cosas, se dignaba a llamar o visitar a su familia, era un hombre totalmente diferente, solo tenía ojos y mente para su nueva pareja. Pasaron unos meses y, ya no supo de su familia, pero tampoco le importaba mucho.

Roberto dormía todas las noches al lado de su amante, Julia, una mujer joven, que lo trataba muy bien, pero una noche, mientras dormía profundamente, un golpe que provino de debajo de la cama lo despertó, aun estado medio dormido estiró su mano para abrazar a su amada, pero esta vez no estaba allí, Roberto se sentó en la cama, tratando de ubicar a su amante mirando en la oscuridad, al girar su cabeza hacia una esquina del cuarto, vio algo que lo asombró, o mas bien lo sorprendió, una pequeña silueta se dibujaba en la esquina, aunque la oscuridad la ocultaba, Roberto reconocía que era su hijo Abdiel que se encontraba alli parado como si nada.

– Abdiel hijo, eres tu, que haces aqui, como entraste?

Su hijo no respondió nada de palabra, pero si levantó su mano y, con el dedo le señaló a su padre que mirara debajo de la cama, Roberto, algo contrariado, hizo exactamente lo que le indicaron, lentamente se agachó y, metiendo la mano en lo oscuro, sintió como su mano tocaba algo que parecía ser un cuerpo frío, de inmediato lo haló, temiendo lo peor y, para horror suyo, era el cadáver ya pálido de su amante Julia, con la mirada perdida y sin vida.

Roberto entró en pánico y se alejó arrastrándose por el suelo y, al levantarse, se encontró que su esposa amanda estaba sentada en la cama sosteniendo un cuchillo en su mano y una cicatriz en el cuello, mostrando una sonrisa en su rostro, Roberto no pudo seguir mirando y salió corriendo de la habitación en dirección a la puerta de entrada de la casa para salir de ella y, al hacerlo, tropezó con un policía que recién llegaba en ese momento.

– Por favor, ayúdeme, ayúdeme, mi novia esta muerta, creo que mi esposa la asesinó, ella y mi hijo están dentro con un enorme cuchillo, por favor deténgalos…

– Señor Roberto cálmese, su novia esta muerta?

– Si, mi esposa la asesinó…entre atrápela…

– Espere, eso es imposible, nosotros hemos venido aqui para informarle que su esposa se suicidó hoy mas temprano cortándose la garganta con un cuchillo, luego de eso, también acabó con la vida de su hijo… lo siento señor Roberto…

Roberto sintió como la piel se le erizaba y la sangre se le helaba, al saber que los que estaban en su cuarto y asesinaron a su amante, ya no eran su esposa e hijo, habían muerto para convertirse en algo más, algo que quizás lo persiga el resto de su vida.

Roberto se quedó solo afuera de la casa con la mirada perdida y la mente en blanco, mientras los policías estaban dentro revisando el cadáver de su novia, Roberto estaba tan distraído y sumergido en sus pensamientos, que no se dio cuenta cuando una mano salió de detrás de el, para colocarle un enorme cuchillo en su garganta.

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