Historias de Horror

Cuentos de terror del escritor panameño Enrique Ceballos

En esta historia de horror, el día del examen de admisión a la universidad, tiene muy nerviosa a esta chica.

Hay un día muy importante en la vida de todo adolescente, bueno, al menos de la mayoría y de los que aspiran a surgir en la vida y, ese es el día del examen para poder entrar a la universidad, este era el caso de Patricia, la chica se la pasaba en el sótano de la casa estudiando y practicando la materia más importante para pasar el examen de admisión e ingresar a la universidad.

Sus padres estaban muy orgullosos de ella por ser tan aplicada, toda la vida desde la primaria, siempre fue muy estudiosa y todas las pruebas las pasaba con éxito, ademas que sus padres tenía una habitación con varios títulos en la pared, demostrando lo mucho que ellos mismos habían aprendido en la vida y lo profesionales que eran.

Sin embargo, la manera en que sucedían las cosas en esta familia eran algo peculiares, cada vez que el padre llegaba del trabajo, preguntaba a su esposa por Patricia, quien siempre estaba en el sótano estudiando, asi que ella la llamaba para que viniera y, Patricia salía, aveces con una sonrisa, otras veces algo asustada.

– Uff! Madre… deseo que el examen sea pronto, los gemidos ya me dan miedo, aveces siento que intenta atraparme, no se si sea mi imaginación, pero me pongo muy nerviosa y me da miedo.

– Lo se hija, lo se, pero no te preocupes, hoy es jueves, el examen es el sábado, tu padre te llevará en su auto junto con tu saco y tus utensilios, tu solo sigue estudiando mucho.

– Esta bien mamá.

– Si hija, recuerda que soy tu padre y siempre te voy a apoyar, ese día me quedaré afuera esperando hasta que termines y, luego te traeré a casa, será un día largo, pero nos haces sentir muy orgullosos.

Y así, llegó el tan esperado día, desde muy temprano Patricia y sus padres se despertaron, los tres muy nerviosos por ser un día tan importante, Patricia se vestía muy elegante mientras su madre preparaba el desayuno y, su padre bajaba al sótano a recoger las cosas que su hija necesita para hacer su examen, entre ellas, una caja con varias herramientas, además de un saco algo grande, donde no se sabía que llevaba exactamente, pero Patricia lo miraba con recelo, pero de pronto la chica se llevó la mano al pecho en señal de susto, al ver como el saco se movió mientras su padre lo cargaba.

– Lo viste mamá? … lo viste?…

– Tranquila hija, lo harás bien.

Por fin montaron todo en el auto y, padre e hija se fueron, mientras la madre se quedó en casa esperando a que regresaran mas tarde en la noche.

Ya eran casi las 7 de la noche, la madre servía la mesa, sabía que en cualquier momento su familia regresaría después de un día de examen tan largo y, por fin las luces del auto de su esposo iluminaron la sala, indicando que llegaban a casa.

La señora abrió la puerta emocionada, su hija, muy desarreglada y con la ropa rota en algunas partes, corrió feliz a los brazos de su madre, dejando ver ya estando más cerca, las manchas de sangre que tenía encima de su rostro y manos.

– Mami, mami!
Estoy feliz, pasé el examen, lo logré, entraré en la universidad.

– Bueno hija, sabía que lo lograrías, eres nuestra hija, pero cuéntame como te fue, por toda la sangre que veo que tienes encima veo que muy bien.

– Uff! Mami, primero fue el examen escrito, solo teoría, fue muy sencillo, lo difícil fue el práctico, algunos de mis compañeros fueron llamados primero por el profesor, ellos abrían sus sacos y, empezaban a hacer lo mejor que podían, unos mejores que otros, yo estaba muy nerviosa porque venía mi turno y, cuando el «profe» me llamó, sentí una adrenalina como nunca y entonces perdí todos los nervios, asi que tomé mi saco y lo arrojé frente a todos.

Vieras mami como se sacudía desesperado por salir, gimiendo, intentando romperlo, pero lo abrí yo misma, dejando que ese viejo asqueroso que mi papá me secuestro saliera, vieras su cara de sorpresa al verse rodeado por todo mi salón de clases, quería escapar, aun sabiendo que estaba atado y con cinta en su boca, yo estaba lista para empezar y mi «profe» dijo: Señorita Patricia, empiece!

Mis ojos cambiaron a rojo color sangre, mejor que el de los demás, mi piel se puso de color negro, mis venas se veían como si fueran a explotar, justo como se ve papá cuando cambia, lo agarré de los brazos y se los arranqué muy fácil, el gritaba, pero los aplausos de mis amigos de clase eran mas altos que sus berrinches, luego arranqué sus piernas y las lancé lejos, tu sabes, para que vean mi fuerza, ya casi estaba muriendo el viejo pendejo ese, pero aun así, tuve tiempo de destrozar su cabeza, al final, creo que me pase un poco e hice un desastre y me calificaron con un 8 en limpieza, pero obtuve un 10 en crueldad, 10 en fuerza y, 10 en maldad, porque lo tuve cautivo sin comer y torturándolo mas tiempo que las víctimas de mis compañeros.

– Wow! que bien hija, te felicito, ahora debes prepararte, porque en la universidad vendrán retos mayores y, deberás hacer algo mucho mas espectacular en todas tus tares y asignaciones.

– Lo sé mamá, por eso estoy feliz, por fin podré empezar a formar mi carrera, quiero llegar a ser justo como tú y papá.

El padre que recién entraba a la casa, también muy orgulloso solo comentó:

– Y lo serás hija, lo serás, pero quiero que nos superes, de ahora en adelante tendrás mucha competencia, pero yo saldré siempre a buscarte lo que necesites para tus prácticas.

– Si papá y te lo agradezco, pero por favor, de ahora en adelante, captura gente más joven, para que al menos aguanten un poco más cuando me poco violenta.

La familia se fundió en un abrazo todos muy felices, unos padres muy orgullosos de los logros de su hija, tal vez su mundo sea diferente al que conocemos, pero las alegrías siempre son las mismas.

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