Historias de Horror

Cuentos de terror del escritor panameño Enrique Ceballos

En esta historia de terror, una familia es atormentada por un hombre encapuchado.

Mi madre y yo nos quedábamos solos en casa todas las noches, mi padre trabajaba hasta tarde y generalmente regresaba al día siguiente, nosotros permanecíamos en casa, yo era apenas un chico de apenas 12 años, pero conversaba mucho con mi madre y entre tantas cosas que me decía, me advertía de dormir temprano siempre que mi padre no estaba, se hablaba mucho de un hombre encapuchado que aparecía en las noches para atormentar a mujeres y niños y a quienes encontraba en su camino los desaparecía.

Yo siempre le hice caso, porque realmente me asustaba aquella leyenda y algunos niños ya habían desaparecido sin dejar rastro. Aunque un tiempo después, cuando yo ya me sentía un poco más hombrecito, dejé de temerle un poco, además, mi padre siempre regresaba en la mañana, y el era un tipo fuerte y seguro, nada podría pasarnos.

Teníamos una cabaña en el bosque y aprovechando que mi padre tenía unos días libres, planeamos pasar el fin de semana juntos en ella. Ese día fue uno de los mejores que recuerdo de mi vida, mi madre reía, mi padre me abrazaba, compartíamos un momento en familia de esos que uno siempre recuerda.

El día estaba un poco frío y al caer la noche, resultó que no teníamos leña para calentarnos, no se como no nos dimos cuenta de eso antes, tal vez por estar tan entretenidos disfrutando del día, mi padre tuvo que salir un poco antes del anochecer a cortarla, mientras mi madre y yo nos quedábamos dentro esperándolo.

Sin embargo toda nuestra alegría previa se tornó preocupante, porque mi padre no regresaba y ya estaba muy oscuro en el bosque, mi madre intentaba demostrar seguridad, pero yo sabía que estaba preocupada, pasando unas horas, cuando ya el frío nos empezaba a afectar, escuchamos un ruido afuera de la cabaña, yo corrí desesperado esperando ver llegar a mi padre, pero al abrir la puerta, no había nadie afuera mas que el aire helado del bosque.

Pero de pronto mi madre me gritó diciéndome:

-CIERRA LA PUERTA!!!

Yo miré en su dirección y luego volví a mirar afuera y allí estaba parado mirándonos, era aquel hombre encapuchado cuyo rostro no podía ver porque era cubierto por una sombra tenebrosa, yo quedé inmóvil, paralizado de miedo mirándolo, pero aquel hombre en un segundo venía corriendo rápidamente hasta mi, haciendo unos sonidos escalofriantes y estuvo a punto de atraparme, si no fuera por mi madre que haló de mi brazo tan fuerte que me tiró al suelo para luego cerrar la puerta, si no fuera por ella….

Aquel hombre no podía entrar, pero no se iba, golpeaba la puerta, las ventanas, nos atormentaba, parecía tener una sonrisa, pero era muy poco lo que podía describirse de el, mi madre lloraba asustada, y yo solo rogaba que se fuera o que mi padre regresara y nos rescatara. Luego de tanto ruido y golpes que daba, se quedó quieto frente a la ventana, mirándonos nuevamente, era claro que quería matarnos, llevarnos, no lo se, pero era infernal, yo estaba abrazado a mi mamá y tal vez fue por verla llorar, no lo sé, pero tomé valor y un cuchillo que tenía cerca y me arrimé a la ventana, para verlo frente a frente, a lo mejor me había vuelto loco, pero lo hice, mientras mi madre trataba de detenerme con sus gritos.

Me le acerqué, me era imposible verle el rostro por usar esa horrible capucha, y porque afuera ya era muy oscuro, pero sabía que lo miraba a los ojos, le pregunté:

-Que quieres?….

Yo temblaba, creo que recuperé la razón y me di cuenta de que era un error haberme acercado a eso, sin embargo, la respuesta que me dio no fue lo que yo esperaba, de un solo golpe rompió la ventana con una fuerza brutal tomándome del cuello, me era imposible liberarme y mi madre gritaba desesperada pidiéndole que me soltara, pero no lo hacía, sentía como me asfixiaba con sus dedos largos y afilados, no era humano, no lo era…yo estaba perdiendo consciencia, me desmayaba, moría, escuché a mi madre gritar el nombre de mi padre:

-RICAAARDOOO!!!

Mi padre, por fin había llegado, eso me hizo reaccionar y con el cuchillo creo que corté el brazo de aquel demonio, logrando que gritara de dolor y me soltara, lo último que recuerdo fue que caí al suelo y me desmayé.

Desperté en mi cama, mis padres estaban ambos al lado mío, mi padre me habló con una sonrisa en su rostro, yo me alegraba tanto de verle.

-Esta bien hijo?

-Si papá, ya pasó todo verdad?

-Si hijo, tu mamá también esta bien, trata de levantarte, nos vamos enseguida.

Yo aún sentía algo de mareo, pero entendía que teníamos que irnos del bosque ahora que era de día, esa cosa podría volver, mi madre llevaba un rostro de tristeza, intentaba sonreír, pero se que algo le pasaba, ya en el auto, mientras mi padre conducía, yo miraba el paisaje boscoso, feliz de que todos estuviéramos bien, al lado mío, iban las bolsas con las con las ropas que habíamos llevado para pasar los días, parece que por el apuro de irnos, todo estaba mal acomodado, así que pensé en arreglar un poco para despejar la mente, mi padre y mi madre estaban muy callados.

Empecé con las ropas de mi padre, estaban sus camisas, sus pantalones, todo lo normal, solo algo me pareció extraño, una tela de color negro, no le presté atención y seguí acomodando, mi madre miró hacía mi y no dejaba de mirarme, parecía muy preocupada, perturbada.

-Mami te pasa algo?

No me respondió, pero no dejaba de mirarme, yo levanté la vista al retrovisor y para mi asombro, los ojos de mi padre me veían también, porque ambos me miraban?…me estaba asustando sus miradas y su silencio, mi padre estiró su brazo para encender la radio del auto y fue entonces cuando la vi, una herida, una herida en su brazo, justo como…justo como…

Mi padre detuvo el auto, antes de que yo pudiera mediar palabra, dirigió su brazo hasta la bolsa justo a mi lado, tomó la tela negra y la sacó con furia, la cual no era otra cosa que la capucha del hombre de la noche anterior, sus ojos se tornaron blancos, su rostro fue cambiando a algo terrorífico, yo entré en pánico, y abrí la puerta del auto para salir corriendo sin parar, mi madre no dijo nada, ella simplemente no estaba…tal vez ella lo supo siempre, tal vez por eso mi padre «trabajaba de noche» , yo corrí y corrí, mientras lloraba de terror y dolor, todo era una pesadilla.

Desde entonces ya han pasado muchos años y jamás he vuelto a ver a mis padres…si es que…en realidad lo eran…

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