Historias de Horror

Cuentos de terror del escritor panameño Enrique Ceballos

En esta historia de horror, Amalia, una mujer que siempre quiso tener hijos, aprenderá que no todos los niños dan felicidad.

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Amalia es una mujer de mas de 50 años, es soltera y nunca pudo tener hijos, por un problema en su sistema reproductor, pero siempre le han gustado los niños, se ha pasado la vida cuidando a sus sobrinos, y a los hijos de sus amigas como una niñera. Pero al llegar ya a cierta edad, se fue a trabajar a un orfanato, para poder estar cerca de los niños.

Ella siempre ha querido adoptar uno, pero lástimosamente, hay muchos requisitos para poder hacer eso, y Amalia no cumplía con todos ellos, aun así no abandona la esperanza de que alguna vez pueda cumplir su sueño, y tener un niño en casa.

Un día regresando del orfanato, decidió tomar un atajo, para llegar mas rápido a casa, tomo por un sendero poco transitado, pero parecía muy seguro, mientras caminaba, le pareció ver algo tirado en el camino, a lo lejos parecía ser una especie de cuaderno, Amalia, lo levanto del suelo, el cuaderno parecía ser muy viejo, y estaba algo descuidado, aparentaba tener algún tiempo allí tirado, Amalia enseguida se dio cuenta de que se trataba de un cuaderno perteneciente a un niño, ya que estaba lleno de dibujitos de colores, árboles y personas, Amalia pensó que tal vez el dueño pudiera ser algún niño del orfanato, así que se lo llevó a su casa, para preguntar al día siguiente.

Al llegar a casa, estando sola como siempre, Amalia se sentó en su sillón preferido, y empezó a leer un libro como hacía todas las noches, pero al cabo de un rato, dejó el libro de lado, y le entró curiosidad por examinar el curioso cuaderno que había encontrado, encendió su lámpara de mesa y comenzó a verlo, para su sorpresa, en el cuaderno solo habían dibujos, no habían palabras, pero sí tenían algo que parecían ser fechas, de cuando los dibujos fueron hechos, pero no los días, mas bien eran los años en que fueron dibujados.

El primer dibujo, tenía un cero como fecha, en la parte de arriba de la hoja, y era un árbol muy grande, con dos personas que lo observan, y una serpiente que los observa a ellos, esto le recordó a Amelia el jardín del Edén, esto la intrigó, y continuó revisando, a medida que avanzaba, los años también lo hacían en las páginas, pero los dibujos solo trataban de grandes horrores en la humanidad, las guerras, los grandes genocidios, también dibujos de asesinos en serie, personas descuartizadas, todos los dibujos, aunque estaban hechos por un niño, mostraban la gran maldad que ha existido en el mundo desde que fue creado. Amalia estaba aterrorizada, cómo era posible que un niño tuviera todo eso en su mente, y con tanta exactitud, casi como si lo hubiera vivido el mismo, Amalia también se dio cuenta, que en cada dibujo había un pequeño observando todos esos acontecimientos através de la historia, aquel niño era dibujado sonriendo, como si le hiciera feliz todo eso, como si él lo hubiera provocado.

Avanzando mas en el cuaderno Amelia tuvo el impulso de dejar de verlo, ya que era demasiado perturbador, pero aun así continuó, y empezaron a aparecer, símbolos extraños, cruces, cosas del mundo espiritual, cosas que no parecían buenas, este niño parecía ser algún tipo de anticristo, o alguien muy maligno, que ha estado desde siempre observando a la humanidad, pero lo más escalofriante era que a medida que se acercaba al tiempo actual, aparecían dibujos del apocalipsis, de las personas sufriendo, de demonios caminando entre nosotros, y en una página, un dibujo donde se veían millones de personas arrodilladas en el suelo, y en la cima, estaba este niño, siendo adorado.

Amalia tiro el cuaderno al suelo, porque ya no soportaba seguir viendo todo eso, corrió a su habitación y empezó a rezar, muy asustada, sintió que alguien o algo la observaba, miro hacia la ventana y vio una pequeña silueta que desapareció enseguida, lentamente Amalia se acercó a la ventana que daba hacia el patio de su casa, y al hacerlo vio con terror la silueta de un hombre muy alto, con brazos largos y delgados, pero cubierto por una túnica negra, Amalia cayó de espaldas al suelo al verlo, pensando que se trataba de lo peor que podía ver en su vida, intentó ponerse de pie y salir corriendo de la casa, pero en ese momento todas las luces se apagaron, quedando todo a oscuras, pero también en ese momento de horror para Amelia, escuchó que alguien o algo, tocó a su puerta.

Amelia, temblando se puso de pie, tomó su linterna, y lentamente camino hacia la puerta, para ver quien la estaba buscando, despacio abrió la puerta, y quedo petrificada, al ver la silueta del hombre que vio en el patio de su casa, solo que estaba un poco alejado, pero unos pequeños pasos la hicieron dejar de mirar al hombre y bajar la mirada, allí en la entrada de su casa, con toda la oscuridad de la noche, un pequeño niño la miraba fijo, y sonriendo macabramente, le dijo con una vocecita:

Señora Amelia, por favor me devuelve mi cuaderno?…es que mi padre me esta esperando!

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