Historias de Horror

Cuentos de terror del escritor panameño Enrique Ceballos

Cuando somos niños, nuestras abuelas y abuelos aveces nos cuentan historias para asustarnos, asi evitar que nos portemos mal, o que simplemente hagamos caso, …continue reading Cuento de terror: El hombre del saco

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Cuando somos niños, nuestras abuelas y abuelos aveces nos cuentan historias para asustarnos, asi evitar que nos portemos mal, o que simplemente hagamos caso, viviendo con el temor de alguna bruja, o algo peor se nos pueda aparecer y llevarnos.

Asi es como Gregory fue criado, además de tener una buena educación, también su abuelita le contaba acerca del hombre del saco, aquel ser tenebroso que se lleva a los niños que se portan mal y son desobedientes. Gregory no es que fuera un mal chico, pero apenas tenia 10 añitos, y se dejaba influenciar por niños mayores, tales como un grupo de 4 amiguitos mayores que el, que siempre estaban inventando que hacer, para quitarse el aburrimiento.

Su abuelita lo quería mucho, asi que una vez le regaló una pulsera de plata, con una pequeña cruz:

-Querido nieto, recuerda lo que siempre te he contado sobre el hombre del saco, él es muy real, cuando yo era niña, una vez lo ví, es algo horrible nieto, es un hombre muy alto, con dedos y garras largas, delgado, y siempre lleva un saco al hombro, donde lleva todos los niños que logra raptar, y se dice que jamás los vuelves a ver.

-De verdad abuela?…eso me da mucho miedo.

-No temas Gregory, mira toma esto, esta pulsera me ha protegido de él a lo largo de mi vida, ahora te la dare a ti, conservala siempre en tu muñeca, y núnca podrá llevarte.

-Gracias abuelita, asi lo haré.

Gregory tomó la pulsera y fue de casa de su abuela. Al cabo de unos meses su abuelita desapareció y su cadáver núnca fue encontrado, la casa estaba intacta, asi que no se trataba de un robo, ni de un secuestro, asi que todo quedó en un misterio sin resolver. Paso algún tiempo, y Gregory a pesar que sufrió mucho la muerte de su abuelita, se había vuelto un chico algo rebelde, no hacía mucho caso a sus padres, y siempre se escapaba de noche a reunirse con sus amigos. Una vez se les ocurrió una idea tonta, muy tonta.

-Chicos, porque no vamos todos al valle, en las afueras, y jugamos a escondernos entre los árboles, como es de noche sera mucho mas fácil escondernos, que dices Gregory?

-No lo se chicos, ese lugar da miedo de noche, además mi abuelita me dijo que…..

-Tu abuela?…vamos Gregory, no seas cobarde, eres un gallina, te prometo que no demoraremos…

-Esta bien, sólo para que veas que no soy un cobarde vamos.

Y asi los 5 chicos, fueron al valle, sin decirle nada a sus familiares, estando alli, como se había planeado, empezaron a jugar al escondite, a Grecory le tocó buscar primero, luego de contar hasta 50, comenzó a buscarlo, algo asustado por lo oscuro del lugar, y los ruídos que hacían los animales nocturnos.

-Chicos, aqui voy…

Pero rápidamente, la atmósfera del lugar cambiaba, se sentía un aire grueso, como si costrara respirar, Gregory estaba incómodo y nervioso, detrás de el escuchó unos pasos, se dió la vuelta y corrió hacia ellos, pensando que era uno de sus amigos, pero no había nada allí.

-Muchachos…creo que mejor deben salir, hay algo raro en este lugar….

La sangre de Gregory quedó helada, al ver la silueta de un hombre muy alto que paso caminando entre los arboles, esto lo hizo salir corriendo, buscando una salida del valle, pero sólo logró escuchar los gritos de dolor de sus amigos.

-Corran….corran….alguien nos persigue, gritaban todos, Gregory se encontró frente a frente con uno de ellos…
-Corre Gregory…hay un hombre aquí….hay…

Su amigo no pudo seguir hablando, porque fue levantado por la cabeza, por unas manos grandes y largas, mientras gritaba, este hombre lo quebraba, como si quisiera hacerlo mas pequeño, asesinandolo frente a Gregory, y metiéndolo dentro de un saco, en el cual se podía ver que estaba lleno de otros niños, parecían sufrir eternamente dentro de el.

Gregory, estaba aterrorizado, pero corrió en dirección contraria…

-Es él…..es él….el hombre del saco…el que mi abuela me decía….

Repetía mientras corría llorando y asustado, sus amigos fueron asesinados en metidos en el saco por aquel siniestro hombre uno por uno, Gregory cayó al suelo, no tenía donde escapar, estaba muy oscuro, el continuaba llorando y temblando de horror, mientras el hombre se acercaba a él a paso lento, para terminar con su labor; Gregory recordó la pulsera, y como no se había separado de ella, se la colocó en la muñeca, el hombre llegó hasta él arrastrando el pesado saco, lleno de los restos de sus amigos, se agachó a la altura de Gregory y le dijo, con una voz que parecía más un susurro del infierno:

-Reconozco esa pulsera…es lo único que va a evitar que te lleve esta noche, pero yo jamás dejare de buscarte, no va a importar si creces, para mi siempre serás el niño que se me escapó, y si alguna vez te quitas esa pulsera, allí estaré…

Al decirle esto a un petrificado Gregory, se dió la vuelta, y se fue caminando arrastrando su pesado saco, Gregory quedo mudo al escuchar como de adentro de aquel saco, se podía escuchar los lamentos de miles de niños que no descansaban en paz, y ahora también, los lamentos de sus amigos.

Gregory nunca le dijo a nadie lo que pasó, y los niños fueron reportados como desaparecidos sin rastro.

Luego de muchos años, Gregory creció, se caso con una hermosa chica, sin embargo toda su vida había vivido atormentado por lo que le sucedió a el y a sus amigos esa noche de su infancia, muchas veces se despertaba con pesadillas, aunque ya fuera un adulto, le tenía mucho miedo a la oscuridad, algo que su esposa no entendía, pero aceptaba que Gregory no quisiera hablar del tema.

-Lo siento mi amor, se que es extraño, pero hay cosas de mi pasado de las que no quiero que sepas, esta pulsera que siempre ves que llevo puesta, me la regalo mi abuela antes de morir, y es algo que me ha protegido siempre.

-No te preocupes Gregory, yo te amo, pero quisiera que confiaras mas en mi, y me contaras que te pasó, y para que es esa pulsera. Casi todas las noches despiertas asustado, por favor cuentame…

Gregory conmovido por las palabras de su esposa, decidió contarle lo sucedido en esa fatídica noche de su infancia, le contó sobre lo que pasó en el valle, y le dijo que todas las noches sueña que aquel hombre del saco, va a venir a buscarlo, tal y como se lo prometió de pequeño, y que lo único que lo protege es esa pulsera, la cual jamás se ha quitado. Su esposa no sabía que decir ni pensar, asi que le dió apoyo.

-Gregory mi amor, debes dejar que eso se vaya, lo que pasó esa noche a tus amigos no es culpa tuya, ya ha pasado mas de 30 años, no crees que ya es hora de te quites esa pulsera, y vivamos felices?… no me gusta verte sufrir, yo estoy contigo, yo te cuidaré, nadie te va a llevar, ese hombre te asustó porque eras un niño, ahora como adulto te puedes defender, y me tienes a mi a tu lado, vamos, quítatela, yo estoy aquí….

-Tal vez tengas razón Elizabeth…he vivido con miedo toda mi vida, es hora de que lo enfrente, me la quitaré, y se que no va a pasar nada…gracias por apoyarme, tu me has dado el valor para hacerlo.

-Adelante….quítatela, y arrójala al suelo…

Gregory asi lo hizo, lleno de valor por la fuerza que le daba su esposa, al quitarse la pulsera y tirarla al suelo, sintió un gran alivio, y abrazo a su esposa, pero esta no le devolvía el abrazo.

-Porque no me abrazas cariño?…te pasa algo?

-Gregory…Gregory…

Le dijo su esposa, mientras se le dibujaba una tenue sonrisa, y su voz cambiaba a un susurro, que le hizo recordar cosas a Gregory, que enseguida vió como su esposa caminaba hasta el armario, para sacar un enorme saco que guardaba dentro.

-Que no recuerdas que te dije que siempre estaría cerca de tí, al momento que te quitaras la pulsera?…que tonto has sido, te logré engañar fácilmente…

-Pero…Elizabeth, que haces….que dices?

El cuerpo de Elizabeth empezó a crecer, a alargarse hasta casi tocar el techo con la cabeza, sus manos se estiraban, sus ojos brillaban en la noche, y ese feo y terrorífico rostro se dejaba ver, salió del cuerpo de ella, y solo quedó la piel como un caparazón en el suelo, Gregory había estado viviendo todo este tiempo un engaño, el hombre del saco, esperó el momento perfecto para convencerlo de quitarse la pulsera, y asi llevarlo finalmente.

Gregory comprendió el error que cometió, sus lágrimas rodaban por su mejilla, su cuerpo temblaba, justo lo hacia el niño asustado hace 30 años, su momento había llegado, el hombre le dijo:

-Esperé mucho tiempo a tu abuela, hasta que te dió la pulsera a tí, y ahora es tu turno, tus amigos y tu abuela te esperan…

El hombre elevo por el aire al petrificado Gregory, y con sus manos lo quebró en varias partes, para al final ponerlo dentro del saco, donde sufriría eternamente, junto con algunas personas ya conocidas por el que lo esperaban desde mucho.

El hombre salió caminando lentamente, para perderse en la oscuridad de la noche, arrastrando su pesado saco, en busca de mas niños para seguir llenándolo. En la habitacion de Gregory, sólo quedo la pulsera, tirada en el suelo, como única testigo del horror que allí había pasado.

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